



Hace décadas, nuestros abuelos Isabel y Francisco construyeron una villa de estilo mediterráneo rodeada de viñedos, olivares y huertos de naranjos cerca del mar, para disfrutar de la temporada de verano.
Durante los meses estivales, cuando llegaba la época de «ir a la renda» (cosecha), la villa se llenaba de familiares y amigos que se reunían para trabajar en los campos cercanos, creando recuerdos imborrables del pasado y el presente.
Desde 1977, esta villa, transmitida de generación en generación, se ha convertido en un refugio para viajeros de todo el mundo